Chupa tu matecito, el hambre se va.
Solo por un ratito, el hambre se va.
Las manos rechazadas, la cabeza cansada
y Dios que no se ha vuelto a mirar atrás.
Con los zapatos rotos a caminar
el hambre en cada esquina y a caminar.
No hay pan para mis dientes en la ciudad caliente
solo esta angustia para masticar.
Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate si estas,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no se de que sirve haber nacido,
me miro las manos rechazadas
y que no hay trabajo, no hay...
¿Qué le diré a mis hijos al regresar?
¿Qué le diré a mi madre que no da más?
El frío del invierno y el frío del gobierno
y la esperanza seca de esperar.
Chupa tu matecito, el hambre se va.
Solo por un ratito, el hambre se va.
Y asi andamos millones, cansados, no cagones
y la paciencia se va a terminar.
Chupa tu matecito...
Y asi andamos millones...
Bajate un poco, contemplá
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estomago vacío
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frio, ¡y perseguido!
te digo que no entiendo, Padre, bajate,
tocame el alma, mirame
el corazón,
si yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
bajate si estas, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y voy a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
porque no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
¡bajate! ¡que hicieron
de tu criatura Padre!
Este es un tema de una una banda llamada Arbolito. Si decidi transcribirla, es porque en ella veo reflejada una triste realidad cotidiana, a la que dia a dia nos enfrentamos, y que lamentablemente pareciera haberse instituido de tal forma, que ya a nadie le sorprende ver dia y noche, calle tras calle a cientos de hombres y mujeres, y muchos niños que tienen que salir a patear las calles, revolviendo la basura (y los recuerdos), para conseguir ese pan no-nuestro de cada dia, para gambetearle al hambre, esquivando miradas horrorizadas por esa imagen que ven dia a dia, bien digo, solo horrorizadas, nunca solidarizadas.
Dia tras dia van, buscan, putean, piden a su dios un poco de piedad, piden al hombre un poco de pan, piden no seguir siendo expulsados, echados, exiliados del paraiso tantas veces prometido, pero al que al parecer solo tienen acceso los que tienen para pagar el derecho a eso.
No tienen horario de entrada al trabajo, ni de salida, obvio, porque no tienen trabajo. El unico reloj que tienen es el que les dice que ya es hora de comer, que ya es hora de no comer otra vez, hora de preparar el estomago para que aguante unas cuadras mas, en una de esas, en la proxima cuadra a alguien le habra sobrado algo de comida, hora de rogar al cielo encontrar lo suficiente como para llevarle algo a sus hijos o a su mujer o a su vieja que aguarda en casa.
Y asi sigue dia a dia, buscando comida y chatarra por vender entre la basura, buscando respuestas a su puta suerte entre el frio y la lluvia del invierno, entre el sol y el asfalto hirviendo del verano.
Rogando a Dios que pronto se acabe este suplicio, porque siente que es la unica salida... ya no ve posibilidades de llegar ni siquiera en sueños a ese paraiso que de chico le prometieron y que a cambio de tantos votos compro.
Quizas, un dia deje de dormir despierto, y pueda al fin despertar dormido....es su unica esperanza...no la mia.